Ex asesor de la FENOC, CEDOC, CEDOCUT de la comisión de la educación..

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tomado del diario el universo del día domingo 20 de julio del 2014

Corría el año de 1976 y el movimiento campesino ecuatoriano presionaba por que el Estado asumiera su deuda frente al abandono del agro y la ruralidad. La lucha por la tierra, de las reformas agrarias de 1963 y 1974, dejaba de ser la única prioridad y la discusión avanzaba a la posibilidad de tener mejores formas de producción, que desarrollen la competencia y el comercio no solo local, sino también internacional.

Esa necesidad de empujar una producción agrícola que mejore, principalmente, las condiciones de vida de los pequeños productores de la ruralidad –recuerda Mesías Tatamuez, presidente de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas Unitarias de Trabajadores (Cedocut)– era una idea impulsada por un grupo de intelectuales, entre los que resaltaba Manuel Chiriboga Vega, un sociólogo cuencano que había regresado luego de graduarse en la Universidad de Lovaina, en Bélgica.

La identificación de Chiriboga con la transformación agraria y las reivindicaciones del movimiento campesino e indígena no era casual. Él volvía al país con una tesis sobre el boom cacaotero dado entre 1790 y 1925 en Ecuador, que le permitió obtener un diplomado en Desarrollo.

La tesis, que para 1980 se transformó en el libro Jornaleros y gran propietarios en 135 años de exportación cacaotera, describía la lucha campesina de la Costa, la concentración de la tierra en los espacios de producción cacaotera, el crecimiento de la clase terrateniente en la zona, entre otros temas.

Fausto Jordán, presidente de la Red Financiera Rural, explica que Chiriboga dejó buenas propuestas de trabajo por su compromiso con el agro y el desarrollo rural, al cual entendía como un conjunto de actividades temáticas que no se resolvían solo con la buena agricultura, sino con créditos, educación, asistencia técnica, políticas, investigación…

El entendimiento global del problema agrícola y rural, la confianza del sector, así como la capacidad de generar diálogos incluyentes, que tenía Chiriboga, contribuyeron para que en 1979 sea nombrado por el presidente Jaime Roldós como el primer secretario de Desarrollo Rural Integral. Años después (2003), por su cercanía al movimiento indígena Pachakutik, ocupó el cargo de viceministro de Agricultura, junto a Luis Macas; y entre el 2005 y 2006 como subsecretario de Comercio, en el mandato de Alfredo Palacio, fue el jefe del grupo negociador del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

La muerte en un accidente aéreo del presidente Roldós, en 1981; y la ruptura de la alianza indígena con el presidente Lucio Gutiérrez, en el 2003, marcaron la pronta salida de sus dos primeros cargos públicos y la no conclusión de las buscadas profundas transformaciones para el agro ecuatoriano.

El azuayo nacido en 1951 es conocido en el mundo campesino e indígena y en las organizaciones que trabajan por el desarrollo rural, sostiene Francisco Rhon, director ejecutivo del Centro Andino de Acción Popular (Caap), como el “académico que más ha aportado, mediante la investigación, a la definición de la actual situación agraria”. Quienes lo conocen destacan el apego que tuvo al conocimiento como herramienta básica para enfrentar y resolver los problemas.

Los últimos 38 años, Chiriboga participó en investigaciones que, entre otros aspectos, revelaron el impacto del agro en las economías no solo de Ecuador sino de América Latina, así como la necesidad de la asociatividad para mejorar las condiciones de los pequeños productores y fortalecer los encadenamientos productivos que permitan enfrentar lo que para él significó el gran objetivo: el comercio internacional.

Chiriboga fundó, en 1976, el Centro de Investigaciones y Estudios Sociales Ecuatorianos, y un año después el Caap. Fue director, entre 1990 y 1994, del Programa de la OEA de Desarrollo Rural del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), en Costa Rica; y actualmente es el director ejecutivo del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural y del Observatorio de Comercio Exterior.

Ney Barrionuevo, quien ha participado del Grupo de Diálogo Rural, foro mensual de discusión sobre temas del agro y comercio que mantiene Chiriboga desde hace cuatro años en el país, reconoce el valor democrático impuesto por el sociólogo para debatir entre pequeños productores y grandes industriales, y alcanzar soluciones más allá de las diferencias económicas o políticas.

Según Rhon, el trascender el plano de las ideologías para debatir y ubicar soluciones que intentaban integrar las voces de todos, le permitió a Chiriboga ser un técnico con gran visión humana. “Su respeto a las libertades y el apego a sus principios más que a ideologías le permitieron ser crítico y propositivo con el poder político, aún cuando él mismo hizo parte, en algún momento, de ese poder”.

Desde hace cuatro años Chiriboga mantiene problemas en su salud por un cáncer avanzado de colon. Pese a ello no ha dejado de dirigir sus investigaciones ni las discusiones en su Foro Rural, aunque el domingo último se despidió de los lectores de su columna de opinión en Diario EL UNIVERSO.

Cuando los agentes económicos, los gremios y las comunidades trabajan buscando un fin común, las relaciones y los comportamientos llevan a la cooperación”.